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Los niños y niñas son supervivientes, tienen una gran capacidad de adaptación que ningún adulto posee (María Montessori), con lo cual pueden aguantar un confinamiento siempre y cuando las circunstancias que les rodean sean positivas. El ambiente en el que viven los niños es importante porque les influye mucho en su desarrollo, ellos afrontarán futuras situaciones  de una manera u otra, dependiendo del entorno en el que hayan vivido.  No es  lo mismo vivir en un ambiente en el que se respira tensión que en un ambiente relajado. Los niños en la medida que sus padres están bien, ellos estarán bien. Como decía (Robert Fulghum)  “no te preocupes porque tus hijos no te escuchen, te observan todo el día”.

Ahora bien, llega la desescalada  vemos que hay niños que no quieren salir a la calle y como comentábamos al comienzo de este artículo, los niños tienen gran capacidad de adaptación pero acusan mucho más los  cambios que los adultos, romper con una rutina para empezar con otra nueva, les hace ser más vulnerables, necesitan más tiempo para poder asimilar y comprender una nueva situación. Por este motivo y por los que haya vivido durante el confinamiento, nos podemos encontrar con niños que no quieren salir de sus casas por diversos motivos:

  1. Se sienten cómodos y a gusto jugando.
  2. Por pereza porque los parques y lugares a los que iban con sus amigos se encuentran cerrados.

Si estos son los motivos hay que animarles y tal vez obligarles porque es importante que se muevan, que les dé  el aire y el sol, hacer ejercicio físico, que interactúen con el entorno, es bueno salir a la calle para despejarse y nosotros como adultos tenemos que ir “activando “ a nuestros menores.

  1. Por miedo. No debemos forzar a los niños  a salir de casa hasta que no estén preparados,  hay que hablarles y hacerles comprender que entendemos su miedo, porque no tenemos que olvidar que todas las emociones son necesarias  sentirlas, son permitidas y son razonables. Tampoco  debemos recurrir a las nuevas tecnologías y utilizarlas como un “chupete emocional”. Ser conscientes de emociones desagradables como el miedo duele y si  las intentamos tapar con el uso de pantallas es un grave error. Un buen ejercicio para nuestro crecimiento personal es experimentar las  diferentes emociones y aprender a gestionarlas.

A continuación  os mostramos  unas pautas para que vuestros hijos e hijas superen el miedo a salir a la calle.

También os orientamos  a gestionar las diferentes emociones  para facilitaros la convivencia en este momento tan crítico en el que estamos viviendo.

Por último recordaros que el Dpto. de Orientación del Colegio Mater Clementissima  está a vuestra disposición para ayudaros.

Fuentes: Catherine L´E cuyer (El País), Familiaon, Mª Jesús Álava Reyes y Silvia Álava (Centro de Psicología) Sapos y princesas (El Mundo) y Educación3.0.

Fotografías: Salas (EFE), Abc y Pinterest.

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