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Recientemente, los alumnos del Colegio Mater Clementissima participaron en un concurso de poesía, pero con un tema muy especial: ¡el huerto! Mediante este concurso no solo demostraron su talento, si no el compromiso y entusiasmo en la participación de este tipo de actividades. Participar en proyectos como este no solo les permite expresarse, sino que también les conecta con la naturaleza y les enseña sobre la importancia de proteger nuestro entorno. Es fundamental que nuestros alumnos participen en actividades como esta, ya que les brinda la oportunidad de desarrollar habilidades creativas, de expresarse libremente y de conectarse con el mundo que los rodea. Además, les enseña sobre la importancia de trabajar juntos para cuidar y preservar nuestro entorno.

Por medio de esta publicación destacamos a los tres ganadores de este concurso, cuyas poesías capturaron la esencia del huerto y el trabajo que representa su cuidado.

 

DIARIO DE UNA PLANTA

Nunca hubiera pensado
que se me diera la oportunidad,
de algo tan increíble
como de un huerto cuidar.

Todo lo que veo
al acercarme a la verja,
son numerosas plantitas
regadas tras la tormenta.

Al embarcarme en esta aventura no pude evitar fijarme
en las cosechas que rodeaban a nuestra pequeña principiante,
que deseaba con fuerza llegar a tener su misma experiencia,
sin saber que la paciencia es la madre de la ciencia.

Unas cuantas semillas en unos días sembraron,
y en poco tiempo pimientos y tomates brotaron.
Que no se nos olvide lo alto que creció el maíz,
que no se hizo de menos al estar junto al calabacín.

Entre calabazas y coliflores me di cuenta
de lo laborioso que es cuidar de un huerto y de las plantas que lo integran.
Y entre brócolis y lechugas fue inevitable
pensar que algún día el planeta podría ser inhabitable.

Más allá del huerto en nuestro colegio,
decidieron crear un pequeño invernadero,
en el que pudiéramos todas las clases de la ESO sembrar
diferentes hortalizas de las que podernos ocupar.

En nuestra clase fueron cebollas y rábanos
de los que teníamos todos los días que ocuparnos.
Una tarea sencilla la de regar ¿verdad?,
pero no se habla de lo que nuestras cebollas nos hicieron esperar.

Otro día de estos, en los que marchamos a hacer nuestro trabajo,
nuestro profesor nos dijo a mi mejor amiga y a mí de quitar hierbajos.
En lo que una bonita planta desconocida nos encontramos
y fue el nombre de “Hiedrosis Linus” el que nosotras le otorgamos.

Dicen que si una vida completa deseas poseer
debes leer un libro y un hijo tener.
Pero que no se nos olvide la parte más importante del refrán
que estaría incompleto sin “y un árbol también plantar”.

Esta es la historia de un pequeño huerto
que en un par de años se convirtió en una parte importante del centro.

Eso fue lo que decían todos mis amigos
mientras todos juntos subíamos,
a ese espacio en el que aprendíamos,
que no es fácil salir adelante
sin la mano de alguien que ejerciese de ayudante.

Aquí acababa la travesía de una plantita,
que se embarcó en el viaje de su vida.
Que, aunque las estaciones siguieran cambiando,
ella no dejaría de seguir luchando.

Natalia Ruiz Muñoz, 4ºESO

 

POEMA DEL HUERTO

Mis amigas una planta encontraron,
y a mi profesor le preguntaron:
Si esa planta podrían quedarse,
Si esa planta podría trasplantarse.

Con cuidado la sacaron del suelo,
Le dieron agua con consuelo,
Pues mucha sed había pasado
Y la pobre, por ello había velado.

Un nombre le fue asignado.
Que nadie le habría dado.
“¡Hiedrosis Linus!” dijo una emocionada,
Y la otra, con aquel nombre quedó fascinada.

Esa pequeña plantita en el huerto nació,
Pero tras esto en un viaje se embarcó.
Un viaje, que empezó sintiendo en la tierra un temblor
Pero, ahora estaría lleno de amor…

Patricia Zambade, 4º ESO

 

UN HUERTO DE NO MUY LEJOS

En un huerto de no muy lejos,

en un huerto de Vallecas,

hay rumores y susurros

que la magia allí se presenta.

Se presentó solo el frio,

que desde otoño ya acecha,

y decidió penetrar con brío

en nuestras plantas (que libres crezcan)

Mas no acabará con ellas,

no acabaran moribundas,

pues los que del huerto cuidamos

somos los que más abundan.

No solo las cuidaremos

sino que las querremos

como un padre quiere a un hijo,

y entre todos nos apoyaremos.

El tiempo pasa, sin embargo,

y como todo el día a día,

todo pasa más siempre hay algo

que nos provoca alegría.

Llegara la primavera,

el verano, lo que sea,

pero seguiremos juntos

y merecerá la pena.

En un huerto de no muy lejos,

en un huerto de Vallecas,

hay rumores y susurros

que la magia allí se presenta.

Muchos osan a negarlos,

otros llegan a creerlos,

hay rumores mentirosos,

aunque estos no son de esos.

Un simple huerto ha unido

a una comunidad entera,

colegio incluidos,

como si una familia fuera.

Si mi opinión preguntaran,

aunque el huerto ha hecho magia,

también la han hecho las personas,

que de él se encargan.

Miriam Corripio, 2º ESO

 

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